En una sociedad deshumanizada en donde los individuos han desertado de su condición, se enfrentan de manera desapasionada dos grupos de robots; en medio de ellos: el Héroe. Cual moderno Hamlet, éste se debate entre la seguridad que ofrece el devenir de una existencia conservadora –en este caso simbolizada por una vida fácil y aburrida, estimulada por sustancias dopantes y una ausencia total de malignidad– y por otro lado, la vida excitante de los movimientos revolucionarios y las movidas fashion –con su superficialidad, su carencia de escrúpulos, su constante impredictibilidad y en general su falta de rigor intelectual–.
El autor nos plantea una tesis con tufillo protestante, según la cual únicamente sería posible sobrevivir a través de una moral personal. Al menos a un nivel místico. Solamente por un acto de fe y a través de la voluntad y la experiencia existiría la realización plena, el conocimiento de lo sublime y lo maravilloso.
Pero en realidad, bajo esta fachada maniquea, ¿qué se nos intenta colar?, las tesis reaccionarias de Paco Rico, pretenden hacernos ver que no hay posibilidad de entendimiento entre la cultura del campo y la cultura de la ciudad y además que todo intento revolucionario a nivel colectivo, estaría abocado al fracaso ya que se estrellaría contra un sistema de base casi genética. Chocaría con unos seres que tienen grabado a fuego la doctrina del Neolítico, enfocados en la vieja serie: violencia, reproducción, estatus, muerte.
Lo que hace aún más risible esta obra es que el autor intenta convencernos de tan ambicioso proyecto a partir de unos personajes unidimensionales y de una pobre puesta en escena. Paco Rico no parece conocer la ironía y lo paga creando una película aburrida e interminable. Eso a pesar de sus 23 minutos.
Profesor Franco Pudiente. Cinema e Politice Popolare.
Torino. 2006.